El número de vacas se ha multiplicado desde 2014. (Referencial - Pixabay)
El número de vacas se ha multiplicado desde 2014. (Referencial - Pixabay)




Raghuvir Singh Meena está harto de los estragos causados en sus campos de garbanzos por las errantes protegidas por los nacionalistas hindúes y cree que se llegó demasiado lejos. Tanto que hubo linchamientos en nombre de este animal sagrado.

Las vacas errantes se han convertido en un quebradero de cabeza en este país del sur de Asia de 1.250 millones de habitantes.

Su número se ha multiplicado desde la llegada al poder en 2014 de los nacionalistas hindúes de Narendra Modi, que aspira a un segundo mandato de primer ministro en las legislativas que comienzan el próximo jueves.

El jefe del gobierno y su Bharatiya Janata Party (BJP, Partido del Pueblo Indio) defendieron a ultranza a este animal venerado por el hinduismo con numerosas medidas.

Medidas que no son del agrado de los agricultores, en su mayoría hindúes. Acusan al BJP de haber generado "una nueva amenaza" para su modo de vida.

"Lo hemos intentado todo, los espantajos y las alambradas, pero los animales errantes no pierden la ocasión de devorar nuestros cultivos", cuenta Raghuvir Singh Meena, mientras echa un vistazo a sus campos del distrito de Pilani, en Rajastán, un estado del oeste de India.

Los nacionalistas hindúes "persiguen sus objetivos políticos, no se preocupan de los agricultores pobres", declara.

44 MUERTOS
Los detractores del BJP aseguran que el amparo del gobierno fomentó milicias de defensores de las vacas que atacaron con total impunidad a miembros de la minoría musulmana o de la comunidad marginal de los dalits (antes conocidos como intocables) porque sospechaban que consumían carne de ternera, mataban a estos animales o comerciaban con ellos.

Entre mayo de 2015 y diciembre de 2018, 44 personas murieron en linchamientos cometidos en nombre de la vaca sagrada, entre ellas 36 musulmanes, según un recuento de Human Rights Watch. La oenegé acusó a la policía de cerrar los ojos ante la violencia, llegando incluso a abrir diligencias contra las víctimas en vez de contra los agresores.

En Rajastán y en muchos estados de India, un país oficialmente laico y con un 14% de población musulmana, se prohíbe matar y consumir carne de vacuno.

La crispación político-religiosa en torno a la vaca, el endurecimiento de la legislación para los sectores cárnicos y del cuero (tradicionalmente en manos de los musulmanes) y el miedo a actos violentos han causado trastornos en el comercio del ganado.

Los ganaderos prefieren abandonar las vacas viejas o enfermas a venderlas a un matadero, lo que hace que muchas acaben errando por los caminos.

"A causa de estos protectores de vacas, ahora ya nadie se atreve a tocar una", dice Sumer Singh Punia, un antiguo jefe de aldea del distrito de Churu. "No hay bastantes refugios para las vacas y los existentes están tan superpoblados que cada día muere un animal".

Se han registrado ataques de vacas. Algunos de estos eventos dejaron víctimas. (Referencial - Pixabay)
Se han registrado ataques de vacas. Algunos de estos eventos dejaron víctimas. (Referencial - Pixabay)

"Somos hindúes, no queremos hacer daño a la vaca pero no podemos permitirnos guardar y alimentar a tantas vacas errantes cuando ya nos cuesta llegar a fin de mes", añade.

En 2017, el gobierno de Modi decretó una prohibición federal de venta de ganado (vacas, búfalos, bueyes, camellos...) a mataderos bajo el pretexto de la lucha contra el sufrimiento animal. Sus adversarios lo interpretaron como un intento de imponer el vegetarianismo en India, un hábito alimentario de los tradicionalistas hindúes pero minoritario entre la población. El Tribunal Supremo acabó revocando la prohibición.

CIENTOS DE VACAS ERRANTES
Según el ex jefe de aldea Punia, muchos votantes de su distrito rural dudan en apoyar de nuevo a Modi en las elecciones de este año, que terminan el 19 de mayo.

"El gobierno nos dio un poco de dinero para ocuparnos de las vacas errantes pero apenas llega y los pagos son aleatorios", cuenta.

Algunos lugareños juntan ahorros para construir refugios para las vacas errantes, al menos durante la cosecha. En diciembre y enero unos agricultores exasperados de Uttar Pradesh (nord) las encerraron en colegios públicos para que no dañaran sus campos.

Para Gurpreet Mahajan, profesora de la universidad Jawaharlal Nehru de nueva Delhi, el BJP usó la vaca como símbolo religioso y cultural pero sin medir las consecuencias.

Sandeep Kajla, director de la oenegé Gramya Bharat Jan Chetna Yatra, estima que "el gobierno debe tomar medidas concretas. "Hay cientos de vacas rondando ¿Cómo va un agricultor a vigilar tantas vacas?"

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