La pareja afectada busca ser resarcida a través de la vía legal alegando haber sufrido daños morales. (Foto: Pexels/Referencial)
La pareja afectada busca ser resarcida a través de la vía legal alegando haber sufrido daños morales. (Foto: Pexels/Referencial)

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“Somos de la Agencia Tributaria. Hemos venido a embargar su boda”. Estas fueron las palabras que una novia no espera escuchar después de haberle dado el sí a su ahora esposo pero para una pareja de recién casados de Badajoz, en , el día que pensaban sería uno de los más felices de sus vidas acabó convirtiéndose en una y desatando la preocupación de los tórtolos que estén planeando celebrar sus uniones matrimoniales.

De acuerdo a fuentes de la Agencia Estatal de Administración Tributaria () de España consultadas por el diario , su objetivo es controlar las posibles incidencias fiscales de ocultación de ingresos que pueden producirse en un sector tan lucrativo como el de las bodas, en la que los novios y sus familias están dispuestos muchas veces a gastar un dineral en el evento.

Si bien se conocían testimonios de personas a las que se les habían solicitado facturas de los servicios que contrataron después de haberse casado, hasta hoy no se había reportado un caso en el que la Hacienda española hubiese hecho acto de presencia el mismo día de la boda como ocurrió con estos esposos, que alegan que estropearon parte de la ceremonia y buscarán por la vía legal que no vuelva a ocurrir algo similar a otra pareja.

La pesadilla

Todo ocurrió el pasado 1 de junio cuando los recién casados festejaban junto a sus 100 invitados, entre los que se encontraban familiares y amigos. En un momento, la novia le pidió a dos de sus primas que la acompañaran a una habitación privada que la finca donde se celebró la recepción de su boda le había preparado debido a que necesitaba ayuda para ir al baño por lo abultado de su vestido, informó el portal español .

Al ingresar al mencionado ambiente vieron a dos hombres vestidos de traje sentados con un laptop. La novia pensó que se habían equivocado de lugar, pero uno de los inspectores de la Hacienda española le aclaró que estaban en el lugar correcto y, después de pedirle que pasara, le enseñó una identificación y le explicó el propósito de su visita que no tenía nada que ver con ellos, ni con pagos de dinero de dudosa procedencia ni con sus regalos de boda.

Esta misma información se la repitieron al flamante esposo, al que pidieron que se hiciera presente tras la conversación que tuvieron en un principio con su pareja. “Me senté y pensé que era una broma. Tenemos amigos que organizan eventos, conocen actores y estaba escuchando y pensando: me lo estoy creyendo, pero esto es una broma”, manifestó el afectado pero no se trataba de nada de eso sino de algo muy real.

“Solo les pedíamos arreglarlo el lunes, pero nos decían que no y nos repetían lo mismo de nuevo, lo de la empresa”, precisó la novia al mencionado sitio web español. Finalmente, el encargado del catering entró en la habitación, pidió a los inspectores que dejaran a la pareja volver a la recepción y se ofreció para quedarse respondiendo a todas sus preguntas, ausentándose por un largo tiempo y provocando más de una descoordinación.

En realidad, según la pareja pudo averiguar después, se trataba de un embargo al pago a la empresa de catering que contrataron para la recepción debido a que esta le debía una cantidad no determinada al fisco español. El objetivo de los inspectores era averiguar cómo eran los contratos de este negocio e interceptar la transacción, es decir, que los novios desembolsaran el dinero a Hacienda en vez de la compañía para paliar su deuda fiscal.

Falta de criterio

Aunque los esposos no eran el blanco de este operativo, todo el proceso hizo que su día fuese muy accidentado, al punto que se quedaron sin cortar ni comer la torta que pidieron para esta ocasión especial, sin brindar con champán junto a sus invitados y sin aire acondicionado para mantener el ambiente fresco debido a los 43 grados de temperatura que se registró en exteriores aquel día. También tuvieron problemas con el sistema de video y audio que iban a usar para el evento.

Sin embargo, el peor momento que vivieron los recién casados fue cuando un mesero se acercó a la novia y le comunicó que la Guardia Civil española quería hablar con ella. Para no poner nervioso a su esposo, la afectada aceptó y para no llamar la atención salió a través de la cocina del establecimiento hasta el estacionamiento, donde la esperaban los inspectores de Hacienda y dos oficiales uniformados.

“La Guardia Civil me pidió mis datos y me preguntaban cosas, pero de verdad que no sabía qué pasaba, ni qué querían”, recordó la novia, que dijo que su esposo se percató de su ausencia y fue a darle el alcance. “Cuando la vi en el estacionamiento con los dos de Hacienda y dos guardia civiles, me enfadé. Estaba fuera de mí y les insulté”, reconoció, al tiempo que lamentó haber reaccionado de esa manera con ellos.

“Creo que intentaban ayudarnos, tampoco entendían qué hacían allí, pero yo ya no podía más. Les dije que se largaran”, agregó el esposo, a lo que su señora se desmoronó y comenzó a llorar. “Fue por verle así porque él nunca es así», dijo. La pareja indicó que su abogado presentará “una reclamación de responsabilidad patrimonial” a la Agencia Tributaria por los daños morales que sufrieron aquel día.

Demanda a Hacienda

“No entiendo la agresividad de ir a la boda, hablar con nosotros, llamar a la Guardia Civil... Podían notificarnos, como lo han hecho luego por escrito y por email, que no debíamos pagar a la empresa porque quieren que hagamos el pago directamente a Hacienda como acreedores. Perdimos servicios, por no hablar del daño moral”, relató el novio, cuya identidad y la de su cónyuge se mantienen en reserva.

Los contrayentes, de 39 y 43 años, llevan una década juntos y tienen dos hijos pequeños. Hace más de un año, ambos decidieron casarse e invertir sus ahorros en una boda especial con la presencia de sus familias. Ella es de Madrid, así que muchos de los invitados viajaron desde la capital. También hubo otros que se desplazaron de sitios más alejados como Valencia e incluso de otros países como Inglaterra.

Dos días después del lamentable episodio, los recién casados acudieron de nuevo al lugar de la recepción contratado por la empresa de catering para recoger sus cosas e informar que no iban a pagarles. Ese mismo día, dos agentes de la Agencia Tributaria fueron a su casa y hablaron con la madre de la novia, hecho que por poco hace que no se vayan de luna de miel por la preocupación de que la pesadilla aún no acabara.

“Finalmente nos animamos, pero no nos lo quitábamos de la cabeza. En Venecia nos llegó por email el requerimiento para que retuviésemos el pago y presentásemos los papeles del contrato y la transacción”, indicó la novia, que dijo que abonaran el pago a la Hacienda española ni bien les proporcionen el número de cuenta correspondiente.

“Eso lo entendemos. Es normal. ¿Por qué no lo hicieron así? Una carta o un correo con el requerimiento en lugar de meterse en la boda”, concluyó el novio. Por su parte, la AEAT indicó al portal que esa fue "la única manera de cobrar" el dinero que "ahora, en lugar de ir a la empresa de catering, servirá para saldar parte de la deuda fiscal de este negocio".

Hacienda indicó, de acuerdo al mencionado portal, que "por el momento no ha recibido la reclamación" de la pareja afectada y que "no puede comentar casos concretos por impedimento legal". Sin embargo, explicó que sus funcionarios "no buscaban la boda, sino que se la encontraron cuando fueron a visitar la finca que tiene alquilada el catering para tratar de identificar a los clientes de este negocio". ¡Para no creerlo!

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