El joven no podía costear la insulina que tomaba para controlar su diabetes tipo 1. (Foto: Josh Wilkerson en Facebook/Pixabay/Referencial)
El joven no podía costear la insulina que tomaba para controlar su diabetes tipo 1. (Foto: Josh Wilkerson en Facebook/Pixabay/Referencial)

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El alto precio de su medicina acabó . Un joven en murió de un coma diabético después de cambiar hace unos meses a una insulina más barata a la que estaba acostumbrado y verse en la necesidad de ahorrar el dinero suficiente para su boda.

Gracias al seguro de salud privado de su padrastro, Josh Wilkerson disfrutó gran parte de su vida de insulina de alta calidad pero cuando cumplió los 26 años, la cobertura de su plan se terminó y ya no podía pagar los casi 1,200 dólares al mes que costaba dicho medicamento.

Fue así que comenzó a racionar su costosa insulina hasta que conoció a un doctor que le recomendó ReliOn, una marca genérica que podía conseguirse en cualquier tienda de almacenes a 25 dólares. Sin duda, un precio más que asequible para cualquiera.

Tanto él como su prometida Rose Walters –que también padece de diabetes tipo 1– comenzaron a tomar esta insulina más barata y a racionarla, planeando usar los dólares que se ahorrarían en su futuro matrimonio pero la tragedia estaba a punto de llegar a sus vidas.

Lamentablemente, la insulina de marca genérica no pudo mantener bajo control los niveles de glucosa en la sangre de Josh y entró en un coma diabético del que nunca pudo despertar. “No funcionó en su cuerpo”, dijo su madre, Erin Wilson-Weaver, al diario .

Josh falleció el pasado 14 de junio y sus seres queridos que aún lloran su partida buscan honrar su memoria concientizando a la gente sobre la , enfermedad que afecta a 30 millones de residentes en Estados Unidos, y la poca accesibilidad a los medicamentos para combatirla.

Conocida como la “insulina humana”, ReliOn requiere más tiempo para ser más efectiva que la insulina “análoga” que Wilkerson tomaba pero a una décima parte de su precio, era la opción más viable para alguien que ganaba 16.50 dólares la hora como supervisor de una perrera.

“Cuando se trata de diabetes tipo 1, la gente se enfrenta a decisiones inimaginables como la de escoger sobre el costo de vivir y sus propias vidas”, escribió la madre de Josh en un donde otros que perdieron a sus seres queridos por esta misma razón expresan su sentir.

“Nos dijimos: ‘Hey, son 25 dólares. Podemos costearlo, trabajaremos con ella y trataremos de hacer lo mejor que podamos”, manifestó Rose Walters, de 27 años, al diario . Al igual que Josh, ella también empezó a usar la insulina barata desde hace unos meses.

Para ahorrar al máximo, la pareja también tuvo que cambiar a un medidor de glucosa genérico para mantener sus costos médicos dentro del presupuesto para poder costear su boda, una sencilla que planeaban realizar en octubre junto a sus familiares y amigos.

Además de la insulina barata de efecto retardado que tomaban, a la madre de Josh le preocupaba que su hijo comenzara a racionarla como otras personas con diabetes suelen hacer pero él le reaseguró que todo iba a estar bien.

Pero su corazón de madre no se equivocó: si bien su futura nuera se encontraba bien, su hijo en cambio comenzó a experimentar problemas estomacales, cambios de ánimo y niveles altos de glucosa ya que el medicamento no funcionaba tan bien como el que tomaba antes.

La prometida de Josh también empezó a preocuparse por sus cambios de ánimo y cada vez que le mencionaba el tema, la actitud del joven cambiaba y a regañadientes accedía a medir su nivel de glucosa en la sangre, arrojando siempre el temido resultado: elevado.

Josh comenzó a quejarse más de dolores estomacales, incluso en su última noche con vida. En una videollamada con su novia mientras descansaba durante una guardia nocturna en la perrera, el joven le aseguró que no iba a escatimar en su insulina y se despidió de ella.

Doce horas después, Rose no sabía nada de Josh y al ver que no contestaba sus llamadas, se dirigió a su centro de labores para ver qué le había ocurrido. Fue allí donde halló a su prometido inconsciente, tendido sobre el suelo.

“Simplemente recuerdo haberlo abofeteado y decirle: ‘Cariño, despierta. Tienes que despertar’”, dijo Rose. Pero no lo hizo. Fue llevado a un hospital sumido en un profundo coma diabético y los doctores precisaron que habría sufrido infartos cerebrales múltiples.

Josh luchó por su vida durante cinco días hasta que fue desconectado del soporte vital. Se desconoce si el joven hubiera sufrido el mismo destino de haber tomado la insulina barata como se debe, sin racionarla para que durara lo más posible.

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