Este es el tipo de historia que te hace tener fe en la humanidad. Ser parte de una comunidad es algo a lo que debemos aspirar todos y los residentes de un vecindario en Estados Unidos (EE.UU.) van por buen camino por el gesto que tuvieron con una niña de 2 años con discapacidad auditiva que acababa de mudarse con toda su familia.
Cuando Samantha Savitz y sus padres, Glenda y Raphael, llegaron a su nueva casa ubicada en un barrio de la localidad de Newton, en Massachusetts, sus vecinos los recibieron con algo más que comida y una sonrisa.
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Todo empezó cuando estas amistosas personas vieron a los padres de Samantha hablándole en lengua de señas a la pequeña, que desafortunadamente perdió la audición durante su primera semana de vida.
En declaraciones al diario Boston Globe, Glenda dijo que al conocer la condición de su hija, ella y su esposo se comprometieron a aprender lengua de señas, una acción que sabía sería “importante para su desarrollo y crecimiento”.
Sin embargo, ellos no fueron los únicos que pensaron eso ya que algunos de sus nuevos vecinos, en un acto de amabilidad y solidaridad, decidieron juntarse e inscribirse en clases para aprender lengua de señas por las noches.
Incluso, se atrevieron a ir más allá y consultaron con los padres de Samantha si les daban permiso de contratar a un profesor particular de lengua de señas para que les enseñe a todos y puedan comunicarse con Samantha.
Desde entonces, la relación de los Savitz con sus vecinos se fortaleció con el silencio y las señas a fin de que la pequeña Samantha sienta que forma parte de una comunidad que siempre estará dispuesta a “escucharla”.