Lejos de entrar en pánico, el joven se tomó el hecho de la mejor manera. (Foto: Referencial/Pixabay)
Lejos de entrar en pánico, el joven se tomó el hecho de la mejor manera. (Foto: Referencial/Pixabay)



Para que volemos al lugar equivocado es necesario ser parte de una serie de desafortunados malentendidos que pueden hacer que terminemos a miles de kilómetros de nuestro destino original. Este fue el caso de un ciudadano canadiense que se dio cuenta bastante tarde que había viajado casi 2300 kilómetros en la dirección equivocada.

Christopher Paetkau, un fotógrafo y cineasta de vida silvestre, se dirigía de Yellowknife a Inuvik cuando abordó un vuelo a Iqaluit, localidad ubicada en el noroeste de Canadá.

Según explicó el propio hombre, la situación en el aeropuerto de Yellowknife era caótica pues el sistema en línea se había caído, lo que obligó a los trabajadores a ingresar la información de los boletos de forma manual. 

"Estaba parado en la puerta 4 y vi que habían tres aviones en la pista, además tres vuelos hacían los llamados finales de abordaje al mismo tiempo", dijo Paetkau.

Después de varios minutos de confusión, el cineasta le consultó a un trabajador del establecimiento si lo podía ayudar, quien lo envió a una de las pistas sin brindarle más apoyo. 

"¿Será este mi vuelo? La gente se está yendo. Necesito tomarlo", se dijo a sí mismo, por lo que decidió ingresar al que ingresaba la mayoría de personas.

Ya en el avión, Christopher le preguntó a uno de los asistentes del vuelo si "¿este vuelo va a Inuvik?". Su respuesta, pensando que la pregunta era una broma fue "sí". 

El fotógrafo dijo que tomó asiento y lo primero que hizo fue enviar mensajes de último minutos antes de que el avión despegara. 

"Ya sabes, solo traté de aprovechar los últimos minutos en el celular, así que no estaba prestando atención a lo que decía el piloto sobre el vuelo", aseguró.

Cuando el avión se detuvo en Nunavut, el joven tuvo su primera sospecha de que podría estar en el destino equivocado. Él asumió que era solamente una parada en el camino. 

No fue hasta que preguntó a otro asistente de vuelo cuánto tiempo pasaría hasta que llegaran a Inuvik para darse cuenta de su error. "¿De qué estás hablando?", le dijeron. "No vamos a ir a Inuvik, vamos a Iqaluit ".

Lejos de entrar en pánico, Christopher decidió terminar el vuelo y, tras hacerse amigo de la azafata, se animó a tomarse una fotografía y contarle al resto de trabajadores lo ocurrido. 

Paetkau dijo que a pesar de la confusión, la tripulación del vuelo fue muy amable con él e hizo todo lo posible para ayudarlo.

Finalmente, voló de regreso a Yellowknife, donde fue alojado en un hotel antes de dirigirse a Inuvik.

"Si quisiera estar enojado con ellos podría estarlo, pero ellos hicieron todo lo que pudieron", dijo el joven, quien tomó el hecho de la mejor manera posible.

"Tenía dos opciones: ¿me voy a enfadar o debo simplemente esperar y divertirme? Así que terminé divirtiéndome mucho", aseguró.

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