La reina Paola, el exrey Alberto y Delphine Böel. (Foto: Palacio Real de Bélgica)
La reina Paola, el exrey Alberto y Delphine Böel. (Foto: Palacio Real de Bélgica)

El escándalo real que ha fascinado a Bélgica y perjudicado a todos los implicados alcanzó un nuevo hito cuando el ex rey Alberto II se reunió este 27 de octubre con la hija que tuvo fuera de matrimonio hace más de medio siglo.

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Alberto se sentó entre su esposa la reina Paola y Delphine Boel, reconocida ahora como su alteza real la princesa Delphine tras dos décadas de pelea encarnizada.

“Después del tumulto, el sufrimiento y las heridas, es la hora del perdón, la sanación y la reconciliación”, dijeron los tres en un comunicado emitido por el palacio real el martes, dos días después del reencuentro.

“Juntos hemos decidido emprender este nuevo camino. Requiere paciencia y esfuerzo, pero estamos resueltos”, dijeron.

El mes pasado, una corte belga falló a favor de la princesa Delphine y la reconoció oficialmente como hija de Alberto, algo que el anciano monarca había rechazado con uñas y dientes desde que trascendieron los rumores de su paternidad en 1998.

La princesa Delphine, de 52, es una artista conocida por sus esculturas extravagantes, que a veces provocan indignación. Alberto II, de 86 años, fue rey hasta 2013.

Tras la reunión del sábado se produjo un encuentro cordial, según trascendidos, con su medio hermano, el rey Felipe, en el palacio.

Los rumores sobre Alberto y la madre de Delphine, la esposa aristocrática de un empresario industrial adinerado, circulaban desde hace años, pero el rey se negaba a reconocerla.

Delphine dijo que su intención al acudir al tribunal era ser reconocida por su familia y obtener el amor de un padre que le había vuelto la espalda. Dijo que su vida así era “sumamente dolorosa”.

La foto del encuentro mostró a los tres sentados frente a un hogar, con unas galletas intactas sobre la mesa. Estaban separados y sus sonrisas no eran entusiastas, pero fue un hito para la casa real belga.

“Durante nuestro encuentro en el Castillo de Belvedere, cada uno de nosotros, con empatía y serenidad, pudo expresar sus sentimientos y experiencias”, dice el comunicado. “Se abrió un nuevo capítulo, rico en emociones, paz mental, comprensión y esperanza”.

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