Monika Tothne Kaponya fue al hospital por un dolor de estómago y le amputaron ambas piernas y un brazo. (Foto: Referencial / Pixabay)
Monika Tothne Kaponya fue al hospital por un dolor de estómago y le amputaron ambas piernas y un brazo. (Foto: Referencial / Pixabay)

¿Te imaginas ir al hospital por un dolor de estómago y terminar sin extremidades? Monika Tothne Kaponya nunca imaginó que un dolor de estómago le haría perder más adelante sus piernas y un brazo. Esta negligencia médica ocurrió en la ciudad de Pecs (), entre los meses de enero y marzo de este año 2021, pero el caso fue revelado recientemente por el mismo hospital y la mujer, por lo que se ha hecho eco en las redes sociales convirtiéndose en una historia viral hoy en día.

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Tras dirigirse al nosocomio, los médicos descubrieron que el estómago de la mujer, de 39 años, estaba perforado y necesitaría una operación inmediata, informó el medio británico . La lesión pudo tener varios orígenes, como apendicitis, úlcera, o cálculos biliares, pero en el caso de Monika, no está claro lo que causó la herida.

Según el citado medio, las complicaciones de un estómago perforado incluyen sepsis, que en casos graves puede provocar la pérdida de extremidades. En el caso de Tothne, los médicos descubrieron que tenía “cierto grado de oclusión vascular en todas sus extremidades”, según señaló la propia mujer. Agregó que su condición significaba que los médicos no podían reparar todas las venas principales y no tenían más remedio que amputar algunos miembros de su cuerpo.

El 1 marzo, su pierna izquierda fue amputada; sin embargo, poco después le comunicaron que tampoco podrían salvar su pierna derecha, la que fue removida días posteriores.

El 12 de marzo, a Monika le dijeron que su brazo izquierdo también tendría que ser amputado. “¿Estás diciendo que me voy a ir a casa sin mis extremidades?”, le preguntó a su médico. Lamentablemente, su situación era complicada y, en un lapso de tres meses, tuvo que ser sometida a 16 cirugías que la dejaron sin sus extremidades.

“Mamá, esto no puede suceder, ¿verdad?”, recuerda Margit cuando su hija la llamó por teléfono para preguntarle sobre lo sucedido.

Monika admitió que la situación la dejó conmocionada y no pudo salir durante varias semanas. Desde entonces, su madre y su esposo Peter la han estado cuidando en casa. Según cuenta, el hombre tuvo que dejar su trabajo para convertirse en su cuidador domiciliario, ayudándole con las tareas diarias.

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