El caso de la primera persona en el mundo en la que se usó la detección de huellas dactilares para hallar al culpable de un crimen. (Foto: Referencial / Pixabay)
El caso de la primera persona en el mundo en la que se usó la detección de huellas dactilares para hallar al culpable de un crimen. (Foto: Referencial / Pixabay)

Francisca Rojas de Caraballo fue una mujer argentina que, en junio de 1982, fue encontrada desmayada junto a los cuerpos de sus menores hijos de 4 y 6 años. Ambos habían sido degollados y, al recuperar el conocimiento, ella culpó a su vecino de haber cometido los asesinatos.

Sin embargo, gracias al novedoso método creado por un oficial, fue posible hallar a la verdadera responsable del atroz crimen: la propia madre, de 26 años, había acabado con la vida de los pequeños Ponciano y Felisa.

El 29 de junio de 1892, en un campo cercano a Necochea, Francisca fue encontrada sobre la cama. Había perdido el conocimiento y tenía un corte no muy profundo a la altura del cuello, señaló el medio .

Al despertar, señaló que Ramón Velázquez, su vecino, la había intentado violar y que la había atacado con una pala a ella y a sus hijos. Aunque el hombre fue detenido y presionado para que confesara el crimen, se mantuvo firme en que era inocente.

La historia del atroz crimen que dio origen al uso de las huellas dactilares
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Contradicciones

Posteriormente, algunas contradicciones en la declaración de la mujer, y la falta de un motivo claro para que Velázquez cometa el doble asesinato, causaron algunas sospechas entre los investigadores. Asimismo, la única pista que había en el sitio era una marca de sangre con forma de mano, la cual había sido dejada por el responsable en el marco de una puerta.

El tamaño de la huella era muy pequeña como para pertenecer a Velázquez, por lo que los oficiales cortaron el pedazo de marco con la huella para analizarlo.

Gracias a un método inédito inventado por el croata Juan Vucetich, se determinó que la huella coincidía con la mano de la madre. Al confesar, Francisca señaló que el motivo por el que había llevado a cabo el atroz crimen era que “su marido la había echado de su lado y le iba a quitar sus hijos”. Asimismo, el corte en su cuello había sido realizado por ella misma para hacer creer que su vecino la había atacado.

Finalmente, un tribunal la condenó a 1894 a “la pena de penitenciaría por tiempo indeterminado”.

De esta forma, Francisca Rojas fue la primera persona en el mundo en ser hallada culpable de un crimen mediante el análisis de huellas dactilares.


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