La japonesa Takiko Watanabe nunca pensó que regalarle a su hijo un juego de Pokémon terminaría por convertir a este en un hikikomori
En Japón no es demasiado encontrar historias de adolescentes y adultos jóvenes que se recluyen dentro de sus casas o incluso sus habitaciones para aislarse completamente del mundo exterior. Ese es el caso de una mujer llamada Takiko Watanabe, cuya historia ha despertado el interés de diversos medios internacionales.
Watanabe recientemente compartió su caso con el medio Nico Nico, señalando que su hijo de decidió recluirse como consecuencia de su afición desmedida por los videojuegos de Pokémon. Lo llamativo del caso es que su hijo ya no es ningún muchacho, pues ya tiene 38 años y lleva un buen tiempo sin trabajar o estudiar.
Todo empezó de forma inocente cuando la mujer compró un juego de Pokémon como regalo para su vástago cuando este era mucho más joven. Más allá de su gran afición por esta franquicia, el hijo de Takiko siempre mostró un buen rendimiento en los exámenes del colegio y la universidad.
Sin embargo, los problemas aparecerían cuando el muchacho se negó a empezar a buscar trabajo, como hacen muchos estudiantes de Japón. “He decidido que jugaré Pokémon por siempre”, dijo a su madre un día, tras el cual no habría marcha atrás. Poco después el sujeto decidió abandonar la universidad.
Es así que el hombre pasó a convertirse en un hikikomori, término acuñado por el psiquiatra Tamaki Saito, que significa “estar recluido”. Un hikikomori se caracteriza por haber decidido apartarse de la vida social con grados extremos de aislamiento.
Según cuenta Watanabe, normalmente puede mantener conversaciones con su hijo, pero cada vez que intenta hablarle sobre temas como “trabajo” o “salir con alguien”, su hijo reacciona de muy mala forma, encerrándose en su cuarto. La mujer dice sentirse responsable de la situación al haber sido ella quien puso a su hijo en contacto con los juegos de Pokémon.
Por lo pronto Takiko Watanabe sigue buscando formas de ayudar a su hijo adicto a Pokémon y son muchos los que esperan que pueda conseguir que él pueda cambiar su vida. Lo anterior no significa que el juego sea malo por sí solo, pues la realidad de los hikikomoris es mucho más compleja.
- Un problema social -
En 2011 el gobierno de Japón calculaba que en su territorio había aproximadamente 700.000 hikikomoris, siendo el promedio de edad de esta población de 31 años. Dentro de ellos había hombres de más de 40 años que pertenecían a la llamada “primera generación de hikikomoris” y llevan aislados más de dos décadas.
Información más reciente señala que la edad media de los hikikomori se ha elevado a los 34,4 años. Este fenómeno sociológico se ha relacionado con trastornos de la personalidad o agorafobia, pero también se asocia a problemas sociológicos como la presión extrema que la sociedad japonesa ejerce sobre los jóvenes estudiantes y las personas en edad laboral.