Maria Hernandez, 38, (arriba) abraza a su tía a través de una cortina de plástico en el Hogar Jardín de Los Abuelitos en San Salvador. (Foto: AFP)
Maria Hernandez, 38, (arriba) abraza a su tía a través de una cortina de plástico en el Hogar Jardín de Los Abuelitos en San Salvador. (Foto: AFP)

Después de seis meses un grupo de ancianos han vuelto a reencontrarse con sus familiares gracias a una cortina plástica con mangas que facilita un programa de abrazos y evita el contagio de la covid-19, constató este viernes un periodista de la AFP.

“El acercar o dar un abrazo puede ser beneficioso para disminuir los niveles de ansiedad y depresión en el mayor (anciano)”, declaró a la AFP el médico geriatra Luis Bermúdez.

El caso que asombró a los salvadoreños tiene lugar en el , ubicado en el , donde un equipo de médicos y enfermeras que hacen prolongados turnos de dos semanas atienden a 15 ancianos.

Según un especialista del centro, la cortina permite a los familiares abrazar a sus ancianos sin riesgo de contagiarlos de covid 19. (Foto: Yuri CORTEZ / AFP)
Según un especialista del centro, la cortina permite a los familiares abrazar a sus ancianos sin riesgo de contagiarlos de covid 19. (Foto: Yuri CORTEZ / AFP)

La idea de diseñar una cortina para proteger a los ancianos, la población más vulnerable frente a la covid-19, Bermúdez la tomó de un equipo brasileño que participa en un grupo latinoamericano de geriatras que trabajan en los llamados centros de larga estancia.

“La pandemia vino a cambiar esta realidad porque eliminó el contacto físico que existía entre  familiares y residentes”, explicó Bermúdez.



“Dar un abrazo puede ser beneficioso para disminuir los niveles de ansiedad y depresión en los ancianos”, agregó.

Para no tener “sobresaltos y fallas en el protocolo (de bioseguridad)” en el programa de abrazos, según Bermúdez, se desarrolló un plan de educación en salud tanto para ancianos como para sus familiares.

“En el momento del abrazo puede existir un cúmulo de emociones que debemos controlar en cierta forma” porque si bien “existe una barrera de bioseguridad tenemos que garantizar que sea seguro”, destaca el geriatra.

Después de varios días de impulsar el programa de contacto físico, Bermúdez celebra que los niveles de ansiedad bajaron y los “miligramos de medicamentos” que aplicaban también lo hicieron.

María Gregoria Ramos, de 38 años, expresó a la AFP su “satisfacción” por reencontrarse con su tía Cecilia en el Jardín de los Abuelitos, gracias a las medidas del protocolo de bioseguridad para “poderlas tener a salvo” de la pandemia.

Por las medidas de desinfección que se aplican, a diario se realizan dos visitas en diferentes horas y cada una no sobrepasa la media hora.

El Salvador, de escasos 20.742 km2 y 6,6 millones de habitantes, acumula 26.773 casos positivos de covid-19. De ellos 3.994 son ancianos entre 60 y 80 años.

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