Un hombre de 38 atribuyó sus dolores abdominales a los platos que comía en la calle, pero un año después le detectaron cáncer de colón. (Foto: Pixabay/mohamed_hassan).
Un hombre de 38 atribuyó sus dolores abdominales a los platos que comía en la calle, pero un año después le detectaron cáncer de colón. (Foto: Pixabay/mohamed_hassan).

Cuando acometen los dolores estomacales, muchas personas sospechan que las causas corresponden a algún platillo que comieron en la calle. Eso mismo pensó un hombre de 37 años, pero luego que se agravaron los síntomas acudió a un centro médico y descubrió algo impensado: tenía cáncer de colón.

Freddy Herrera es un hispano que, desde hace varios años, reside en el Valle del Río, en McAllen, Texas, Estados Unidos. Hace poco más de 5 años, sin embargo, vivió la peor etapa de su vida: su salud se vio seriamente afectada.

Herrera llevaba una vida supuestamente saludable a sus 37 años, sin embargo de la noche a la mañana empezó a sentir dolores estomacales. El hombre tenía poco tiempo para almorzar en su casa y casi siempre lo hacía en la calle. Pensó, en ese sentido, que sus síntomas correspondían a alguna infección por algún plato de comida en mal estado.

“Pensé que los dolores abdominales se debían a algo que había comido”, dijo a .

Los dolores fueron pasajeros al principio e incluso atribuyó el sangrado en sus deposiciones a hemorroides. Sin embargo, después de ejercitarse en el gimnasio empezó a sentir náuseas y a punto estuvo de desmayarse.

“No voy a decirte que es cáncer, pero parece”

El hispano fue a un centro médico y su médico de cabecera, tras examinarlo, le recomendó que bajara la intensidad de sus ejercicios y se alimentara de manera más saludable. Sin embargo, Herrera no quedó conforme con la respuesta y pidió que le hagan algunas pruebas. Había pasado un año desde los primeros dolores.

Después de practicarle una colonoscopia, examen visual del interior de colón que se recomienda a personas mayores de 40 años, sobre todo si tienen antecedentes familiares, vino lo peor. Los médicos habían detectado la presencia de un tumor.

“Me explicó que había encontrado un tumor y me dijo: ‘no voy a decirte que es cáncer, pero parece’. Me recomendó consultar de inmediato a un cirujano”, contó a Univisión.

Herrera fue atendido a los pocos días, gracias a la ayuda de familiares y su médico de cabecera, y se sometió a una operación en diciembre del 2018. El cáncer estaba en el estadio III y había llegado a las glándulas linfáticas.

Después de contactarse con el MD Anderson Cáncer Center, pasó por ocho operaciones y varias quimioterapias. Además, los médicos descubrieron que el cáncer no tenía un origen hereditario.

Con el transcurrir de los meses, este paciente se recuperó y hoy en día lleva una vida saludable. “La gente se enfoca mucho en el ‘tengo cáncer me voy a morir, cuánto me queda de vida’. Pero es un proceso y hay que aprender a vivir con él porque te cambia”, dijo el hispano.

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