Banda criminal roba más de tonelada y media de queso valorizada en 23,000 dólares

Como si se tratase de una adaptación literal (y malinterpretada) del libro ‘¿Quién se ha llevado mi queso?’ de Spencer Johnson, una banda criminal de los Países Bajos robó más de una tonelada y media de dicho producto (alrededor de 1587.5 kilos), hecho que encendió las alarmas entre las distintas granjas lecheras del país europeo.

De acuerdo al portal UNILAD, un grupo “bien organizado” irrumpió la semana pasada en la granja lechera Torenpolderkaas ubicada en la provincia de Brabante Septentrional y abandonó el lugar con un autobús lleno del mencionado producto, haciendo que sus propietarios sufran pérdidas económicas estimadas en 23,000 dólares.

Si bien puede parecer un objetivo extraño para el hampa, por más rara que suene esta historia, el riesgo de robos de queso es aparentemente tan grande que los productores lácteos locales viven con el temor de convertirse en potenciales víctimas, recalcó Theo Dekker, presidente de la Asociación de Preparadores de Productos Lácteos de Granja de los Países Bajos.

El queso, producto muy cotizado en el mercado negro europeo

“Nunca es agradable tener ladrones en tu propiedad. Sabemos muy bien cuánto trabajo involucra elaborar quesos”, añadió, recalcando el atractivo botín que puede resultar para las pandillas debido a su valor, y tienden a transportarlos a otros países, especialmente a los de Europa del Este y Rusia, donde pueden venderse a un precio reducido.

Sobre el hecho en cuestión, Dekker aseguró que, previo al robo, los hampones ya habían explorado la tienda de la granja lechera afectada en su totalidad por lo que “sabían exactamente qué llevarse”, por lo que este hecho delictivo rompió los pocos “años de tranquilidad” que vivían los trabajadores del campo de los Países Bajos.

Medidas para combatir a los ladrones de quesos

En vista de lo ocurrido, Dekker recordó que en el pasado se establecieron medidas para el rastreo de los productos robados, como la inclusión de códigos de barra especiales grabados en la corteza y que no se pueden remover sin dañar el queso. “Como resultado, los ladrones no pueden vender el queso completo en los Países Bajos”, señaló.

Sin embargo, advirtió que, si el queso es cortado en pedazos, uno ya no puede saber de dónde proviene el mismo. En ese sentido, Theo Dekker precisó que el resto de granjas lecheras permanecen vigilantes ante ataques similares, ya sea instalando cámaras de seguridad o asegurando su producción para evitar pérdidas económicas.

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