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Son pocas las personas que logran vivir más de cien años en el mundo. Una de ellas fue Bessie Hendricks, la estadounidense que falleció esta semana a los 115 años y cuyo secreto fue revelado antes de partir. Durante sus años de vida fue testigo de dos Guerras Mundiales, la Gran Depresión y entre otros eventos recientes como la pandemia del coronavirus.
El 7 de noviembre de 1907, mucho antes de estallar la Primer Guerra Mundial (1914), nació en Lake City, una ciudad ubicada en el condado de Calhoun, en el estado estadounidense de Iowa, Bessie Hendricks.
Bessie fue criada en una granja de esa ciudad y a los 23 años se casó con Paul, con quien tuvo 5 hijos: Shirley, Joan, Roland, Glenda y Leon. (solo dos sobrevivieron con el transcurrir de los años). Además de ser ama de casa, se desempeñó como profesora en una pequeña escuela de Iowa.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), era habitual que enseñe a sus alumnos en un salón lleno de proyectiles regados y de pólvora, según contó en una entrevista con Des Moines Register.
En mayo de 1995, Bessie sufrió otro duro golpe. Cuando faltaba un mes para celebrar su aniversario matrimonial número 65, su esposo falleció.
El secreto de su longevidad: “trabajar duro”
En el 2017, cuando cumplió 110 años, la mujer reveló su secreto de longevidad en una entrevista con Fort Dodge Messenger, recordada por New York Post: el “trabajo duro” y “mantenerse alejada de los médicos”. No obstante, uno de sus hijos dijo que disfrutaba comer dulces.
Luego de pasar Año Nuevo en el establecimiento residencial Shady Oaks Care Center, donde se encontraba internada desde hace unos años, Bessie Hendricks falleció a los 115 años. Dejó a tres de sus hijos, 9 nietos, 28 bisnietos y 42 tataranietos.
La supercentenaria fue testigo, a lo largo de su vida, a 21 presidentes de Estados Unidos, dos Guerras Mundiales, la Gran Depresión, todas las Copas del Mundo y hasta eventos recientes como la pandemia del coronavirus.
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