Un tiburón había comido un brazo humano, pero lo vomitó, revelando un asesinato que había por detrás. | Créditos: Pexels / Referencial.
Un tiburón había comido un brazo humano, pero lo vomitó, revelando un asesinato que había por detrás. | Créditos: Pexels / Referencial.

Cuando un tiburón tigre en fue visto vomitando el brazo de un humano todos creían que se trataba de un caso en el que el animal se había comido un hombre, pero tras unas investigaciones se llegó a la conclusión de que se trataba de un asesinato, desatando una que sigue causando confusión pues nunca se pudo declarar a un culpable.

Todo inició cuando, en 1935, el propietario de un acuario atrapó a un tiburón tigre para exhibirlo y, en plena visita de clientes, se puso a convulsionar y a vomitar algunas cosas hasta que salió el brazo de una persona. Si bien se creía que el animal atacó a un humano durante su vida salvaje, luego se descubriría la verdad.

El brazo que regurgitó el tiburón tenía una soga amarrada en la muñeca, por lo que se concluyó que había sido desmembrado de su cuerpo producto de un secuestro y posterior asesinato. Además, había un tatuaje que coincidía con el de Jimmy Smith, quien fue reportado como desaparecido.

Jimmy Smith era un narcotraficante de la zona junto a su compañero Reginald Holmes. Sin embargo, llegó un momento en que ambos se pelearon e iniciaron una serie de amenazas entre ambos y disputas por tener el control de dicho lugar respecto al transporte y ventas de drogas.

El final de estas disputas llegó cuando Smith desapareció de forma repentina, así que todas las sospechas apuntaron a Holmes como el presunto culpable de su asesinato. Es más, Patrick Brady, amigo con quien Smith pasó su última noche, lo señaló como el culpable de la muerte.

El giro de la historia

Holmes, quien era apuntado como el culpable de todo, se disparó en la cabeza, pero, milagrosamente, sobrevivió y huyó, pero los policías locales dieron con su paradero y comenzó a narrar lo que, según él había sucedido.

En su declaración manifestó que Brady llegó a su casa con el brazo, indicando que había matado a Smith y le exigió el pago de 500 libras esterlinas, el cual realizó. Pese a ello, le dejó la extremidad y él tomó la decisión de tirarla al mar sin decir absolutamente más.

Días después, Reginald Holmes fue encontrado muerto en su cuto con tres balazos en el pecho y se cree que él mismo ordenó su ejecución para que su familia pueda cobrar un seguro.

Al haber fallecido el testigo importante y ante la negación de los cargos por parte de Brady, el caso nunca se resolvió. Es más, nunca se encontró el cuerpo completo de Smith, pero se asume que fue puesto en un baúl y lanzado al mar, costumbre que habían adoptado los delincuentes en aquella época.

Patrick Brady falleció en 1965 con 76 años de edad y siempre lo negó todo.




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