En un intento de encontrar a la persona a la que le pertenecía el celular, un buen samaritano respondió el llamado de ayuda de una adorable anciana. (Foto: Pixabay/12news.com)
En un intento de encontrar a la persona a la que le pertenecía el celular, un buen samaritano respondió el llamado de ayuda de una adorable anciana. (Foto: Pixabay/12news.com)

Una familia de se mostró agradecida por la bondad de un extraño que encontró el celular perdido de uno de ellos y ayudó a su abuela después de que llamara al sufrir una caída en el lugar donde reside. Esta historia llegó a e inspiró a todos los usuarios a ser más generosos con el prójimo.

Lyda Johnson, de 93 años, vive en un asilo de ancianos de la localidad de Chandler, en Arizona. Ella se había caído y no podía levantarse pero sí tenía su teléfono celular a la mano, el cual usó para pedir auxilio.

Sin embargo, Johnson no pudo encontrar el número del personal de asistencia del ancianato, que hubiera ido de inmediato a su habitación, pero sí halló el de su hija Cynthia Smitherman y no dudó en marcarle.

El único problema era que Cynthia había perdido su celular cuando subía a su auto y quedó tirado en el camino. Johnson hubiera pasado todo el día timbrándole a su hija de no ser por un buen samaritano que encontró el dispositivo.

Ken Blewster manejaba su vehículo junto a su hija Kelsey, de 14 años, cuando se percató del celular perdido. “Una voz en mi cabeza que dijo que lo recogiera y ni bien avancé unos metros, entró la llamada de un contacto de nombre ‘Mamá’”, declaró a .

Fue entonces que en un intento de ubicar a su propietario, Blewster contestó el teléfono pero lo primero que oyó fue la voz preocupada de Johnson, que le contó que se había caído y necesitaba que la ayuden de inmediato.

El buen samaritano estaba a punto de llamar al 911 pero la anciana le explicó que vivía en un asilo y que la ayuda estaba a una llamada de distancia. Blewster se mantuvo en línea con ella, asegurándole que su hija y él iban a auxiliarla.

Con una rápida búsqueda en Internet, la menor hija de Blewster encontró el número telefónico del asilo en el que reside Johnson y llamaron para que una enfermera le prestara la ayuda que necesitaba con urgencia.

Cuando la hija de la anciana se enteró de todo lo que había pasado, pasó de sentirse conmocionada a aliviada y agradecida por el acto de generosidad del extraño, que se tomó el tiempo necesario para auxiliar a su familiar en apuros. “Es un ángel”, precisó Smitherman

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