Cada 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, en distintas regiones del Perú se realizan diversas actividades para recordar a aquellas personas que ya fallecieron. En Piura se realizan las típicas velaciones, donde los familiares o amigos del difunto encienden velas que poco a poco se van derritiendo frente a su nicho o tumba.
Miles de personas se trasladan a los diferentes cementerios para conmemorar a sus seres más queridos y esta tradición varía dependiendo de la ciudad y sus costumbres.
El 1 de noviembre en Piura es para recordar a los niños fallecidos o ‘angelitos´ y el 2 es para velar a los adultos. Toda la familia se reúne para elevar una oración, ingerir alimentos, recordar los buenos momentos que vivieron junto al difunto y decorar el lugar con flores naturales o de papel.
En las velaciones, al momento de encenderse las velas, se congrega la familia para rezar y reparten dulces que, según la tradición, sirve para recordarlo con alegría y más aún cuando se trata de infantes. Esta es una actividad donde los camposantos son iluminados totalmente.
Otra parte de la tradición consiste en pasar toda la noche al lado de la tumba o nicho del ser querido. María Amalia De la Jara, Directora de La Unidad De Camposanto Y Funeraria de Mapfre revela que en el cementerio que tiene en Piura, ubicado en la Carretera Río Seco en el distrito de Castilla, aproximadamente el 25% de los cerca de 5 mil visitantes, deciden pernoctar en las instalaciones del 1 al 2 de noviembre.
Además del encendido de velas y del dormir en el cementerio, otra tradición importante que forma parte de las velaciones consiste en compartir los “angelitos”, típicos dulces piuranos de colores que representan a los niños fallecidos y los adultos suelen comer la “rosca de muerto”, un pan redondo con una cruz al centro.