Hace 33 años el transbordador Challenger de la agencia espacial de Estados Unidos (NASA) explotaba 73 segundos después del lanzamiento y por primera vez en directo por televisión, con siete tripulantes, entre ellas la profesora de escuela, Christa McAuliffe.
Todo parecía normal en los primeros momentos del vuelo. Pero 64 segundos después del lanzamiento del Challenger se produjo una chispa entre el transbordador y el tanque de combustible externo. Nueve segundos después estalló en una gran bola de fuego.
La nave se desintegró sobre el océano Atlántico, frente a la costa del centro de Florida provocando la muerte de los siete tripulantes: Francis "Dick" Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe.
Una comisión investigadora, nombrada por el presidente de estadounidense Ronald Reagan, concluyó que el accidente se debió a una junta afectada por el hielo durante el despegue del Challenger. El día estaba claro, pero las temperaturas eran gélidas.
Aunque no se conoce el momento exacto en que murieron los tripulantes, se sabe que algunos sobrevivieron a la ruptura inicial. Sin embargo, el transbordador carecía de salidas de emergencia y los astronautas no sobrevivieron al impacto contra el océano.
Aproximadamente el 17% de los estadounidenses fue testigo del accidente del transbordador espacial Challenger en vivo debido a la presencia en la tripulación de Christa McAuliffe, la primera maestra en el espacio y miembro del Proyecto Teacher in Space.
La cobertura de los distintos medios de comunicación sobre el accidente del Challenger fue extensa: un estudio reveló que el 85% de los estadounidenses encuestados había oído las noticias durante la hora posterior al siniestro de la nave de la NASA.