Un freezer se descompuso en medio de la noche y para no desperdiciar las dosis se organizó una vacunación masiva de emergencia. (Foto: KING 5 / YouTube)
Un freezer se descompuso en medio de la noche y para no desperdiciar las dosis se organizó una vacunación masiva de emergencia. (Foto: KING 5 / YouTube)

“La casualidad no es un lujo, es la otra cara del destino y también algo más”. Esta frase resume a la perfección lo ocurrido la semana pasada en Estados Unidos donde cientos de personas llegaron en pijamas y pasada la medianoche a las instalaciones de la Universidad de Seattle y la Universidad de Washington para responder a un llamado de esperanza: una alerta emitida recientemente por las autoridades locales informaba que un congelador que almacenaba 1650 dosis de la de Moderna había sufrido un desperfecto y, para no desperdiciar su preciada carga, tenían que ser aplicadas cuanto antes.

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A través de las redes sociales, se convocó a quienes deseen vacunarse en el momento. En pocos minutos, más de 150 voluntarios comenzaron a aplicar las dosis a las largas filas de personas que se habían formado en las calles. “Mi hijo me llamó y me dijo: ‘Mami, tenemos turnos a la 1. Me abrigué y salí así. Ahora vuelvo y puedo seguir durmiendo”, dijo una ciudadana en conversación con un medio local.

“Esta noche presencié algo grandioso que pudo haber sido terrible. El @Swedish que está aplicando vacunas recibió una llamada que decía que se necesitaban 1000 dosis para usarse. ¡Se movilizaron a las 11 pm y se aseguraron de que no se desperdiciara ni una vacuna! Terminaron su última dosis alrededor de las 2:45 am”, escribió en Twitter el periodista de la cadena KING5, quien pudo registrar el proceso con su cámara.

Los funcionarios del hospital de Seattle dijeron que habían tratado de priorizar a los pacientes mayores y a otros que ya eran elegibles para las vacunas, pero que su primera prioridad había sido distribuir todas las vacunas antes de que expiraran.

“Estamos cansados, pero inspirados”, dijo Kevin Brooks, director de operaciones de Swedish Health Services, uno de los dos hospitales que administraron las vacunas. “Fue conmovedor ver a abuelas en silla de ruedas a las 2 am siendo vacunadas”.

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