Al recorrer las calles de Lima, no pasan desapercibidos algunos trazos de tiza en las pistas y veredas que terminan convirtiéndose en sorprendentes piezas de arte. Y es que un grupo de niños y adolescentes se concentran todos los días en diversos puntos de la ciudad para compartirnos un poco de su talento retratando en el asfalto imágenes religiosas o de sus dibujos animados favoritos, a cambio del apoyo económico de los transeúntes.