Eduardo Ramírez, quien soñaba con su velorio (Foto: (Foto: Pixabay / JuiMagicman)
Eduardo Ramírez, quien soñaba con su velorio (Foto: (Foto: Pixabay / JuiMagicman)
Redacción Mag

En la localidad de Pedregal, ubicado en Cuatro Ciénegas, Estado de Coahuila () había un joven de 19 años que falleció de manera repentina pero que cuando vivía llamó la atención de sus vecinos de la colonia debido a los sueños premonitorios o visionarios que tenía. Se trata de Eduardo Antonio Rodríguez Herrera y que algunos lo comparaban con el personaje ficticio de las películas, Harry Potter.

Lo que generó gran conmoción en la población fue su muerte producto de un golpe en la cabeza, precisamente, cuando había acudido a una fiesta con la finalidad de despejarse y relajarse tras el confinamiento debido a la pandemia del .

Lo curioso era que el joven había soñado con su velorio e incluso ya tenía en mente cómo quería que fuera ese momento cuando lo trasladarían hasta su última morada en el cementerio. A sus 19 años había terminado la preparatoria y trabajaba como albañil en una constructora.

Además de los sueños que tenía se caracterizaba por su cabello negro, lacio y revuelto, esto sumado a su cuerpo delgado y espigado lo hacían parecer a Harry Potter y eso era aprovechado por los vecinos del lugar. A esto se debe añadir que el joven era fanático de las ciencias exactas, le atraía la física, matemáticas y la química.

SU SUEÑO

Tal como él lo había soñado, el día de su muerte fue llevado por última vez a su barrio de La Pedre, donde sus familiares, vecinos y, amigos le rindieron homenaje durante una hora para luego despedirse para siempre de él.

El cortejo recorrió todas las calles del pueblo rumbo al cementerio San José. Sus padres, hermanas y amigos venían atrás y más al fondo se escuchaba “Mi última caravana”, tal y como él lo había soñado.

Transcurrió una semana y en la primera audiencia, un joven Jorge fue hallado culpable del delito de homicidio calificado, por haber actuado con ventaja. Por ello, el acusado fue trasladado a prisión preventiva al penal de Saltillo.

Su profesor Jaime Hugo Barrera Cárdenas, maestro de español durante la secundaria recordó que al igual que el caso de Lalo, muchos jóvenes tienen que elegir entre continuar estudiando o dedicarse al trabajo.

Es la falta de oportunidades porque sí son buenos estudiantes. Esa generación de Lalo casi todos están estudiando”, expresó.

LA FIESTA

Un 16 de mayo, el joven estuvo compartiendo con sus amigos en una cantina llamada “Los Cántaros”.

Posteriormente fueron a una fiesta para olvidarse del encierro por la pandemia del coronavirus y fue allí donde un block de concreto le estrelló en la cabeza a Lalo.

Para muchos era extraño que él haya estado en ese lugar, lastimosamente su madre no pudo despedirse de su hijo.

“No me di cuenta cuando se fue. Me dijo mi hija ‘mami, te estuvo diciendo Lalo que ya se iba’. Yo siempre le decía a mijo, ‘que Dios te ayude’, dije ‘bueno pos que Dios lo ayude’”, sostuvo la señora.

Cabe indicar que esta fe la segunda vez en que Lalo se enfrentaba a la muerte, pues, en una oportunidad estaba en casa de Sebastián Cobas donde por poco se atoró con un trozo de bistec. Producto de ello lo tuvieron que llevar de emergencia al hospital.

LOS HECHOS

Lalo y sus amigos decidieron continuar la diversión en una fiesta donde fueron invitados por whatsapp.

En el lugar hubo una pelea de borrachos que terminó con varias piedras volando por las cabezas de los asistentes y fragmentos de block de concreto que cayeron sobre varias personas.

No tenía vela en el entierro, le cayó la mala suerte, le tocó la pedrada grande”, indicó Edson Huerta, amigo de Lalo.

Lalo fue herido de gravedad debido a que había perdido sus lentes producto de la desesperación de las personas por huir del lugar..

Es por ello que se barajan dos versiones, una es que él se agachó al piso para buscar sus lentes y le cayó un block del número 10 que pesa alrededor de 10 kilos. La otra versión es que Lalo miraba la pelea y que una persona tiró el block directo a la cabeza.

Joven falleció al acudir a una fiesta donde resultó gravemente herido (Foto referencial: GEC)
Joven falleció al acudir a una fiesta donde resultó gravemente herido (Foto referencial: GEC)

LA MUERTE

Eduardo o “Lalo” como le gustaba que lo llamaran tenía un sueño y era estar dentro del féretro y tener un cortejo multitudinario donde estén sus amigos de la vecindad con quien disfrutó su infancia; también su madre, su padre y sus hermanas, llevándolo al cementerio. Esto no podía estar completo sin que se escuche “Mi última caravana”, de Gerardo Díaz y su Gerarquía.

Transcurría los meses de marzo y abril cuando Lalo le preguntó a su padrastro de nombre Juan Antonio Ramírez Guía, cuánto costaba una troca (camión de troca).

La respuesta fue que habían desde 5 mil, 10 mil y de 15 mil pesos.

En el mes de mayo cuando su madre Azucena Margarita Herrera Bueno, remendaba prendas de vestir, Lalo le dijo que esa canción la “Última caravana” se la iban a cantar cuando él muriera.

Mami, vas a ver que cuando yo me muera, me van a cantar esta canción (‘Mi última Caravana’, de Gerardo Díaz’). Y tú me vas a pasear por todo el pueblo”, le dijo a su madre.