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| Sin elevadores ni pistas de nieve y en medio de uno de los escenarios de guerra más letales del siglo XXI, surfear los vastos picos de sube un grado más los niveles de adrenalina para un grupo de jóvenes decididos a usar sus tablas de nieve para alejarse de las drogas y la violencia.

En el centro de Afganistán, en la provincia de Bamian, el sistema de montañas de la cordillera del Hindu Kush aloja picos blancos de casi 5.000 metros de elevación vírgenes, cubiertos de espesas capas de nieve durante todo el año, y al mismo tiempo inexplorados.

La inseguridad, el secuestro por grupos armados, y las amenazas de minas terrestres son gran parte de los desafíos que han impedido el desarrollo de deportes sobre nieve como el snowboard.

"Hay lugares hermosos en nuestro país en todas las estaciones del año para practicar snowboard, pero la inseguridad y los riesgos de las minas terrestres nos impiden disfrutar de nuestras montañas cubiertas de nieve", dijo a Efe Ahmad Sorosh, de 17 años, que comenzó a practicar este deporte hace tres años.

Los riesgos de la región se deben principalmente a las acciones de los talibanes, que actualmente controlan más territorio que nunca desde la invasión de EEUU y la posterior caída de su régimen en 2001, una guerra que todavía mata e hiere a miles de civiles cada año.

Ahmad Romal Hayat, es uno de los fundadores de la Federación de Snowboard afgana, creada con “el objetivo de mantener la generación joven alejada de las drogas, la adicción y la violencia y ayudarlos a combatir estos hábitos feos a través del deporte”, explicó a Efe el joven pionero del deporte de tabla sobre nieve en el país asiático.

"Viajamos a diferentes partes del país y organizamos diferentes programas de snowboard para ofrecer algo nuevo y diferente a los jóvenes y de esta manera queremos combatir la creciente adicción y promover la paz entre la generación joven", dijo Hayat durante una sesión de capacitación en la ciudad de Kabul, rodeado de jóvenes ávidos de detalles sobre el deporte de montaña.

Tres años después de haber sido fundada por quince jóvenes, entre ellos Hayat, la federación cuenta ahora con 70 miembros regulares, y 500 niños y niñas se han unido al deporte a tiempo parcial, sin contar a los miles de jóvenes que pese a su interés en el snowboard, no puede participar debido a la falta de instalaciones y del equipo mínimo necesario para el exclusivo deporte.

"Veo pasión y sed entre la generación joven del país por los deportes modernos y desafiantes, particularmente el snowboard", un entusiasmo que se va debilitando bajo el rigor de cuatro décadas de conflicto y las consecuencias que ello implica, entre ellas la adicción, dijo Hayat.

La adicción es uno de los desafíos más importantes para Afganistán, entre los principales productores de opio, con las tasas de consumo de opiáceos más altas del mundo. Según la Estadística Nacional del Uso de Drogas en Afganistán de 2015, en el país había entre 2,9 y 3,6 millones consumidores de drogas, la mayoría de ellos jóvenes.

"Los esfuerzos, hasta ahora, no son suficientes, se necesitan programas de base amplia y de largo plazo y campañas de concienciación pública más efectivas por parte del Gobierno, oenegés y toda la sociedad, incluida la comunidad deportiva, para luchar contra la adicción", dijo Hayat, que insiste que el deporte es parte de la solución.

Pero la ausencia de equipo y las restricciones financieras son un desafío.

"No tenemos ni siquiera un coche para desplazarnos, a menudo conducimos vehículos alquilados a las zonas donde practicamos el snowboard", dijo el joven deportista que demanda más apoyo del gobierno.

Sin embargo, la pasión por el deporte sobre la nieve sigue creciendo en el país, y en una de las sesiones públicas de entrenamiento en el popular lago Qargha de Kabul organizadas por la federación, se unieron curiosos más de 500 niñas y niños.

"Vi cómo la nueva generación está ansiosa e interesada y feliz de aprender este deporte", dijo el joven entrenador.

Solo en los primeros nueve meses de 2019, 2.563 civiles murieron y 5.676 resultaron heridos en el conflicto armado, el 20% de ellos (347 muertes y 1.317 heridos) a causa de minas terrestres o explosivos.

Tras 19 años de lucha, las fuerzas afganas, junto a las fuerzas de la coalición internacional, se han centrado en asegurar su control sobre las áreas urbanas y carreteras, mientras que los talibanes tienen ventaja en las zonas rurales y montañosas, lo que restringe el movimiento de los ciudadanos en las áreas bajo su control, incluidos los deportistas.

(Efe)

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