Las frutas se suelen comer como postres después del almuerzo o la cena. Hasta hace unos años que se empezó a difundir la idea de que era conveniente comerlas en ayunas o entre comidas y que hacerlo al culminar una era perjudicial. (Foto: Pexels)
Quienes están a favor de comer fruta en el desayuno creen que la gran cantidad de fructosa (azúcar) que contiene aporta al organismo la energía que necesita para activarse tras dormir. (Foto: Pexels)
La razón es que la digestión se vuelve lenta, lo que hace que los alimentos, incluidas las frutas, permanezcan más tiempo en el estómago y puedan pudrirse o fermentar, causando malestar, como gases o hinchazón. (Foto: Pexels)
No es cierto. El estómago ha evolucionado para ser lo más eficaz posible en cuanto a extraer nutrientes de los alimentos. Al estómago le resulta fácil absorber el alimento de la fruta, tanto si se ha comido con el estómago lleno o vacío. (Foto: Pexels)
La realidad es que no hay evidencia de que se produzca más azúcar a esa hora que a otra. Además, aunque la tolerancia a los carbohidratos puede fluctuar a lo largo del día, el cambio no es obvio y no modifica el metabolismo. (Foto: Pexels)
No hay estudios que sustenten esta hipótesis. El organismo no pasa de quemar calorías a almacenarlas según la hora del día y si es cierto que el metabolismo tiende a hacerse más lento cuando te duermes, sigue necesitando quemar calorías porque el cuerpo sigue en funcionamiento. (Foto: Pexels)
Lo que se dice es que el metabolismo es más lento en ese punto del día y comer fruta hace que los niveles de este aumenten y “despierten” el sistema digestivo. Otros piensan que eso ocurre en cualquier momento del día. (Foto: Pexels)