Manuel Germán Ramírez Valdovinos pasó 21 años en prisión por un delito que no cometió. Tras ser liberado, exige que mejoren el sistema penitenciario y ahora ayudará a presos inocentes. (Foto: La Opción De Chihuahua)
Manuel Germán Ramírez Valdovinos pasó 21 años en prisión por un delito que no cometió. Tras ser liberado, exige que mejoren el sistema penitenciario y ahora ayudará a presos inocentes. (Foto: La Opción De Chihuahua)
Jorge Villanes

La vida de Manuel Germán Ramírez Valdovinos cambió radicalmente el 26 de mayo del año 2000. Tenía 22 años, trabajaba como profesor de música en una escuela de y llegada la tarde de ese día volvía a su hogar para celebrar el primer mes de vida de su único hijo.

Su familia lo esperaba en casa, ubicada en Tepexpan, una localidad situada en el Estado de México. La celebración empezó con total normalidad junto a decenas de invitados, pero alrededor de las 10 de la noche, un contingente policial ingresó a la vivienda violentamente para encañonar a los presentes y llevarse a Manuel esposado.

El hombre contó que los policías lo subieron a un auto sin placas y con vidrios polarizados. Una vez dentro, le taparon la cabeza y lo golpearon hasta llegar al Ministerio Público. En el lugar, fue torturado para que firmara una confesión en la que aceptaba haber asesinado a Manuel Martínez Elizalde, un hombre al que Ramírez conocía.

Según dijo, lo ayudaba de vez en cuando porque “no tenía ni para comer”. Todo era confuso. En el centro de detención, llegó a ver al padre de la supuesta víctima y lo escuchó decir “A este no, que es hijo de mi compadre y se me va a armar”.

Los agentes se negaron a liberarlo asegurando que “ya estaba todo armado”. Sin nada más por hacer, el padre de Martínez Elizalde acordó un pago de 150 mil pesos para los agentes que llevaron a cabo la detención.

Según el medio local Multimedios, el objetivo de la familia de la “víctima” era cobrar un seguro de vida de un millón de dólares por el “asesinado”.

Desde el inicio del proceso se registraron irregularidades y omisiones, violaciones a sus derechos humanos y pruebas falsificadas. Finalmente, se le impuso una condena 40 años 7 meses y 15 días de prisión por un homicidio que no cometió y a pesar de que la supuesta víctima vivía en Estados Unidos.

Estando recluido en el Centro de Prevención y Reinserción Social de Almoloya de Juárez, Ramírez se enteró que la “víctima” iba a Tepexpan a participar en fiestas patronales. Mientras tanto, el padre del supuesto asesinado compró una casa con el dinero cobrado del seguro, donde su hijo se quedaba unos días antes de volver al país norteamericano.

Hace algunos días, Manuel Ramírez fue liberado por el mecanismo de preliberación gracias a la ayuda del presidente AMLO y algunas autoridades que dieron seguimiento a su caso. El reencuentro con su familia fue captado en video y conmovió a los presentes.

El pasado martes, ofreció su primer mensaje en libertad desde el Zócalo de la CDMX. “Hace 21 años me desgraciaron la vida y hoy me sumo al equipo de ‘El Mijis’ como luchador social porque son muchos los que luchan contra las consecuencias de la tortura, que fueron separados de su familia con una detención arbitraria [...] si quisiera reparación del daño pero voy a ayudar a quienes no tiene asesores y son inocentes fabricantes culpables”, dijo.

El docente aseguró que la justicia en México está al revés y no se hizo para “los pobres”, por lo que como luchador social trabajará para combatir la corrupción en el Poder Judicial. “Hay policías corruptos que detienen y fabrican culpables, hay ministerios públicos que aceptan estas prácticas y jueces aún más corruptos que sentencian”, exclamó.

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