Redacción Mag

Una mascarilla diseñada para que no pases desapercibido en lugares públicos es quizás el invento más curioso en lo que va de la cuarentena. Al menos el más popular en .

Binesh Paul, un fotógrafo que reside en Kottayan, Kerala (India), ofrece a sus clientes una mascarilla poco convencional: incluye en la parte delantera la sonrisa del comprador.

“Durante el confinamiento, todos llevaban mascarilla. Y cuando fui a la tienda nadie podía reconocerme. Yo también me preocupé. ¿Cómo podíamos identificar a otras personas? Tengo un estudio donde imprimo camisetas, así que pensé en hacer lo mismo con las mascarillas”, indicó.

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Son varias las fotografías que Binesh Paul ha subido a su cuenta de Facebook para mostrar cómo es el proceso de impresión de estas mascarillas.

Lo que hace es primero fotografiar a sus clientes. Luego recibe la imagen y la digitaliza, para finalmente imprimirla. Fácil.

La familia de Binesh lleva más de cinco décadas en el negocio de la fotografía. Y la pandemia no iba a convertirse en un obstáculo para sus ideales comerciales.

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En quince minutos la mascarilla está lista. Según se informó, en la primera semana tras su presentación, Binesh ya había vendido tres mil mascarillas y tenía una orden pendiente por cinco mil más.

“Desde niños hasta ancianos. Todos piden sus máscaras. Para los niños, hacemos personajes de dibujos animados y los ancianos quieren sus propias caras”, añadió.

El protagonista de esta historia ha puesto todo el empeño para que sus mascarillas sean no solo curiosas sino también seguras. Tienen dos capas protectoras y se venden por alrededor de tres nuevos soles la unidad.

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