Las investigaciones han demostrado que a través de hábitos podríamos lograr ser más felices. (Foto: Pexelx | Chermiti Mohamed)
Las investigaciones han demostrado que a través de hábitos podríamos lograr ser más felices. (Foto: Pexelx | Chermiti Mohamed)
Oscar Guerrero Tello

Desde las teorías de Freud hasta las formulaciones más modernas de psicólogos como Cliff Arnall, la búsqueda de la ha sido un tema de reflexión a lo largo de la historia. Sin embargo, la ciencia ha desmitificado algunas creencias populares sobre cómo lograr la felicidad. Te revelaré hoy en Mag los cinco hábitos que pueden mejorar significativamente nuestro bienestar emocional, según la investigación científica.

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Al adoptar estos hábitos, no solo mejoramos nuestra salud mental, sino que también construimos una base sólida para una vida plena y satisfactoria. La felicidad, según la ciencia, está al alcance de nuestras acciones diarias. La revista ha seleccionado cinco acciones que tienen un respaldo científico cada vez mayor:

1. Expresar sentimientos

La respalda la idea de que el simple acto de etiquetar nuestras emociones puede tener un impacto positivo en nuestro bienestar mental. Este proceso puede disminuir la actividad de la amígdala, la región cerebral asociada con las respuestas emocionales intensas. Psicólogos sugieren que expresar lo que sentimos, ya sea por escrito o verbalmente, nos ayuda a distanciarnos de los problemas, ganar perspectiva y gestionar nuestras emociones de manera más efectiva.

Un ejemplo inspirador es el de la escritora Isabel Allende, quien tras la pérdida de su hija, encontró consuelo y fortaleza al plasmar sus emociones en el libro ‘Paula’ (1994). Este acto de poner en palabras sus sentimientos no solo fue terapéutico sino también transformador, destacando la importancia de dar nombre a nuestras emociones como una herramienta poderosa para enfrentar los desafíos de la vida.

2. Hacer amistades

La naturaleza social del ser humano se ha consolidado a lo largo de la evolución. Dedicar tiempo a la socialización no solo es un placer, sino también una necesidad para nuestra felicidad. Investigaciones, como la realizada por Harvard que abarcó la vida de más de 700 individuos, revelan que la calidad de las relaciones está directamente vinculada con la felicidad. Aquellos que mantienen conexiones sólidas con amigos y familiares tienden a vivir más, alcanzar sus metas y gozar de mejor salud física y mental.

3. Hacer ejercicio

El vínculo entre el ejercicio físico y la felicidad ha sido ampliamente reconocido a lo largo del tiempo. La antigua expresión latina ‘mens sana in corpore sano’ adquiere un nuevo significado respaldado por investigaciones modernas. Un estudio conjunto de las universidades Oxford y Yale, publicado en The Lancet, revela que el ejercicio no solo supera a la riqueza en términos de felicidad, sino que también tiene impactos positivos en la salud mental.

Desde siempre se ha asociado el deporte a una mejor calidad de vida. (Foto: Pexels | Andrea Piacquadio)
Desde siempre se ha asociado el deporte a una mejor calidad de vida. (Foto: Pexels | Andrea Piacquadio)

El análisis de 1.2 millones de personas en los EE.UU. entre 2011 y 2015 demostró que aquellos que practicaban ejercicio tenían un 43.2% menos de días de mala salud mental en comparación con aquellos que no lo hacían. Sin embargo, es crucial destacar que el exceso de ejercicio puede tener efectos contraproducentes en la salud mental. Encontrar un equilibrio adecuado es esencial para aprovechar al máximo los beneficios del ejercicio en nuestra felicidad diaria.

4. Abrazar

El contacto físico, en particular los abrazos, tiene un impacto directo en la química cerebral asociada con la felicidad. Un estudio publicado en la revista PLOS ONE revela que recibir o dar un abrazo puede atenuar el estado de ánimo negativo asociado con conflictos personales. La liberación de oxitocina y serotonina, impulsada por el contacto físico, reduce la segregación de cortisol, contribuyendo así a la reducción del estrés.

La teoría de la profesora de neurociencia Susannah Walker refuerza este punto al explicar que, desde la infancia, estamos programados para asociar el abrazo con la protección y la supervivencia. Este instinto arraigado nos condiciona a experimentar una sensación de calma y seguridad, contribuyendo directamente a nuestra felicidad.

5. Hablarse a uno mismo en positivo

La forma en que nos hablamos a nosotros mismos influye poderosamente en nuestra percepción y comportamiento. Un estudio de la Universidad de Michigan liderado por Ethan Kross destaca que el diálogo interno en primera persona tiende a ser negativo. Sin embargo, al dirigirnos a nosotros mismos en segunda persona, adoptamos una perspectiva más racional y optimista.

Frecuentemente, nos enfrentamos a desafíos autoimpuestos al emitir mensajes negativos como “soy un desastre” o “siempre me equivoco”. Cambiar esta narrativa interna hacia afirmaciones constructivas, como “puedes superar esto” o “lo estás haciendo genial”, puede tener un impacto positivo en nuestra autoestima y, por ende, en nuestra felicidad diaria.

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SOBRE EL AUTOR

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.

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