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Como se sabe, los diamantes azules son extremadamente raros y caros, siendo pocas las personas en el mundo que tienen la dicha de llevarlo puesto, ya sea en la mano o en el cuello. En la siguientes líneas te contamos la fascinante historia del diamante Hope, que solo ha traído desgracia a sus dueños y algunos afirman que está maldito.
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De acuerdo al portal La Vanguardia, el diamante Hope, de 45,52 quilates, es del tamaño de una nuez y si bien no es el más refinado, sí es el más grande. Asimismo, posee un azul tan intenso que ninguna gema posee; sin embargo, su historia va más de ello.
¿Quién compró el diamante?
Según cuenta la historia, en 1967, Jean-Baptiste Tavernier, un empresario francés, adquirió un diamante azul en bruto de unos 112 quilate. Según Clarín de Argentina, esta piedra preciosa pertenecía a la estatua de la diosa Sita y, al ser robado, una maldición caería en la persona que lo poseyera. ¿Quién fue el primero? Tavernier.
El empresario lo llevó a París y lo exhibió junto a otras joyas. Entre el público, una persona quedó maravillosa con su color irradiante. Este era Luis XIV, rey de Francia por aquel entonces. En 1969, lo compró por 147 kilos de oro puro.
Con el dinero de la venta, Tavernier pudo cumplir su sueño que era comprar un título nobiliario y un castillo; sin embargo, el empresario francés hizo unos malos negocios que perdió todo de la noche a la mañana y fue a vivir en la calle. Unos perros salvajes devoraron su cuerpo, así lo informa el portal argentino.
Nicolas Fouquet, un funcionario del gobierno, cometió el grave error de pedir a Luis XIV prestado el diamante azul. Lo lució en una noche y al día siguiente su vida cambió: fue acusado de estafa y murió en una celda allá por 1680.
María Antonieta también sufrió las consecuencias
María Antonieta, esposa de Luis XIV, no creía en maldiciones y cada vez que tenía oportunidad de lucirlo en algún evento, lo hacía. Eso sí, la princesa archiduquesa de Austria y Francia redujo el peso del diamante a 67 quilates. ¿Cómo acabó la historia? Ambos murieron guillotinados en 1793.
En total son 24 personas que usaron el collar, ente ellos Luis XIV, María Antonieta, Catalina La Grande, Jorge IV, Henry Philip Hope, Jacques Colot, Vincent McLean y Harry Winston, y todos tuvieron un final trágico.
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