Ryan Knauss fue uno de los 13 militares fallecidos en los atentados al aeropuerto de Kabul, en Afganistán, del pasado 26 de agosto de 2021. | Crédito: wbir.com / wate.com
Ryan Knauss fue uno de los 13 militares fallecidos en los atentados al aeropuerto de Kabul, en Afganistán, del pasado 26 de agosto de 2021. | Crédito: wbir.com / wate.com
Ronie Bautista

contó , un soldado de Estados Unidos que, lamentablemente, perdió la vida el pasado 26 de agosto de 2021 durante los atentados del de , , y su conmovió a los internautas de más de una . En una reciente entrevista, la mujer compartió la que vivió a lado de militar hasta los que fueron sus últimos días. “No creía en las personas, pero él me hizo creer en ellos”, fue una de las frases que usó para describir a su difunta pareja.

Ryan Knauss, originario de la ciudad de Corryton, Tennessee, siempre quiso formar parte del Ejército de y su sueño se materializó cuando se convirtió en sargento. “Creo que era una especie de vocación de servicio, genuina y completa. Él amaba ayudar a la gente”, narró la joven a sobre quien en vida fue su esposo, que fue asesinado junto a otros 12 militares en el terminal aéreo de la capital afgana mientras las fuerzas armadas estadounidenses resguardaban las evacuaciones al término del conflicto bélico.

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El se adjudicó la autoría de lo que el gobierno del presidente estadounidense catalogó como un bombardeo suicida y ataque armado en las afueras del aeropuerto de Kabul, camuflado entre la multitud de posibles refugiados y tropas. Los 13 militares fallecidos en el cumplimiento de su deber fueron las últimas bajas de la guerra que Estados Unidos libró durante 20 años, convirtiendo de esta forma a Ryan Knauss, con apenas 23 años de edad y en plena flor de su juventud, en el último soldado caído.

Pero para Alena, el sacrificio de este hombre “tan desinteresado” -como ella misma lo describe- solo es una de las tantas cualidades que lo caracterizaba, especialmente desde que su romance comenzó durante su adolescencia. Alena tenía 16 años y trabajaba en una pizzería cuando conoció a Ryan, quien curiosamente iba a empezar a trabajar en dicho lugar. Si bien el resto de sus compañeros estaba “agotado” por las extenuantes jornadas laborales, Ryan siempre parecía lleno de energía, algo que a ella no le gustaba en lo más mínimo.

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El relato de un amor adolescente

Ella recuerda un episodio en el que se quejó de Ryan con su amigo que trabajaba como administrador. “¿Quién es este chico? ¿Quién se cree que es? Necesita calmarse un poco. Está actuando como si fuera el dueño del lugar”, señaló. “Bueno, desde luego que es el dueño. Él es mi hermano”, remarcó el amigo de Alina, haciendo que esta última se retractara y asegurara que todo era una broma. Lo que ella no esperaba era que el hermano de Ryan iba a terminar dándole la razón diciendo que “tenía demasiada confianza” y que “lo hiciera poner los pies sobre la tierra”.

Con el tiempo, quedó muy en claro que el “chico nuevo” era algo más que una molestia ya que su personalidad introspectivo, empática e intuitiva lo hacía ver como alguien distinto a las personas de su edad. Pese a ello, Alena rechazaba todos los intentos de Ryan por invitarla a salir durante un año y medio, pero fue su madre quien finalmente la convenció que le diera una oportunidad. “Mi mamá siempre anima al desfavorecido, es lo suyo. Ella venía a recoger sus pizzas y Ryan era muy educado con ella, amable y servicial. Todo lo que una madre quisiera para su hija”, manifestó.

“Y desde luego que mi mamá me decía: ‘Alena, si no le das a este chica una chance, siempre será aquel que recordarás y te preguntarás qué hubiera pasado si...’”, expresó Alena, quien se animó a seguir su consejo y finalmente aceptar la invitación de Ryan. Su primera cita en una tienda de yogurt se transformó en una serie de notas románticas que se dejaban en los parabrisas de sus autos y desayunos de donas con café. Cuando ambos terminaron la secundaria, Ryan le contó a Alena de su decisión de enlistarse en el Ejército y la idea de casarse comenzó a rondar en sus cabezas.

Sin pensarlo dos veces, ambos decidieron casarse en 2016 después de un breve compromiso y una proposición de matrimonio que Alena no puede evitar recordar con una carcajada. “Un día me dijo: ‘Oye, tengo que ir al centro comercial’, por lo que condujimos hasta allí y me pidió que lo esperara en el auto”, contó la joven, quien empezó a atar cabos y dedujo que había ido a comprar un anillo de compromiso. Sus sospechas parecían confirmarse cuando lo vio regresar llevando una pequeña caja en el bolsillo, pero él la sorprendió aún más diciéndole que le dijo que encendiera el vehículo.

Él comenzó a darle indicaciones hasta llegar a un museo aeronáutico cercano cuando, al ingresar, la alarma del detector de metales se encendió. “Creo que el metal que llevas en esa caja de anillo lo activó”, le dijo Alena a Ryan mientras éste vaciaba sus bolsillos frente al vigilante de turno, adelantando la sorpresa que tenía preparada para ella. Después de un breve recorrido por el recinto, se dirigieron hacia un jardín ubicado en la parte trasera. “Aquel fue el lugar más bonito al que se le ocurrió llevarme”, recordó Alena sobre la jocosa situación de la que estaba a punto de ser partícipe.

Y es que cuando finalmente Ryan se animó a hacerle la pregunta a Alena de si quería convertirse en su esposo, se puso tan nervioso que al hincarse en una rodilla, el anillo salió volando al abrir la caja y ambos quedaron en posición de gateo buscándolo. “A él no le gustaba que contara esa historia porque siempre quedaba mal parado. Pero esa era mi forma de mantener a raya su confianza”, precisó sobre aquel tierno momento antes que fuera desplegado a Afganistán por un periodo de nueve meses, entre 2017 y 2018, como paracaidista de la División Aérea N°82.

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Una vida dedicada al servicio de los demás

A su regreso, tanto Ryan Knauss como su esposa Alena empezaron su vida marital comprando en 2019 una casa de estilo victoriano “como de las que salen en los cuentos infantiles” y pasando el poco tiempo libre del que disponían cocinando, viendo películas y practicando uno de sus pasatiempos favoritos: la detección de metales. “Creo que su mejor hallazgo fue una lata de sardinas, pero realmente pensaba que había encontrado oro sólido. Eso era lo mejor de él: podía hacer que todo sea divertido. Y vaya que sí, ya que la pasamos muy bien con esa lata de sardinas”, indicó.

La última vez que ambos se vieron fue el pasado 15 de agosto de 2021 antes que Ryan se embarcara hacia Afganistán, 11 días antes de los atentados en el aeropuerto de Kabul. A medida que la fecha límite para que Estados Unidos retirara sus tropas del país asiático, él se iba poniendo más ansioso. “Él no dejaba de repetir: ‘Esto será rápido. Ida y vuelta. Debería estar de regreso pronto’. A lo que yo le decía: ‘Está bien. Te voy a extrañar mucho’. ‘No tiene por qué extrañarme’, me respondía”, expresó, sin pensar que la tragedia pronto enlutaría sus vidas.

Cuando Alena vio los reportes de los militares muertos y heridos en los atentados del Aeropuerto Internacional Hamid Karzai del pasado 26 de agosto de 2021, ella no estaba preocupada pues creí que Ryan no se encontraba en dicho lugar. Ese mismo día más tarde, cuando renovaba su cuarto de baño junto a su cuñada, recibió la visita de unos uniformados que le comunicaron del deceso de su esposo en el cumplimiento de su deber. “Nunca me sentí tan pequeña y desamparada. Dije: ‘No, tiene que tratarse de un error. Hablé con él hace poco, tiene que ser una equivocación’”, precisó.

“Señora, no estaríamos aquí si fuera un error. ¿Podemos pasar?”, respondieron los uniformados, pero lo único que Alena quería escuchar en ese preciso instante era que todo se trataba de una equivocación y que habían tocado la puerta equivocada. Desde ese momento, sus días pasaron a estar llenos de entrevistas, citas con el oficial de asistencia por bajas del Ejército de Estados Unidos, los arreglos fúnebres y hasta contestar una imprevista llamada del presidente Joe Biden en la que le expresaba sus condolencias.

“Creo que muchas personas están enfadadas ahora, y creo que ese ha sido un buen catalizador para la amargura. Pero por lo que el presidente me dijo me calmó y él fue muy amable conmigo. Estoy agradecida que se haya tomado un tiempo para hablar conmigo, compartiéndome su experiencia con la pérdida de un ser querido. (…) Él me decía que está bien no estar bien, y que nadie puede decirme cómo hacerlo, y que el luto es un proceso. Sentí como si estuviera hablando con alguien de mi familia, como si fuera mi abuelo y no el presidente”, contó.

Pese a su fallecimiento, Alena asegura estar contenta que Ryan haya partido al más allá haciendo lo que amaba. “Si él pudiera haber escogido lo que pudiera hacer cuando algo así ocurriera, definitivamente hubiera hecho eso. Él era tan desinteresado y la gente así - no creo en las personas, pero él me hizo creer en ellas. [Él era] alguien del que solamente lees en los cuentos de hadas”, finalizó la viuda del valeroso sargento, cuyos restos serán enterrados en el junto a sus compañeros de armas caídos en batalla.

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